My World Vision
-Around The World-
España
Al sur
"La niña y el gato"
Me deslizo por las calles de un
pueblo precioso del sur de España que hoy está en fiestas. Voy haciendo alguna que otra fotografía y disfrutando de su gente, de sus casas, del paisaje y de todos sus espacios. Estoy pasando unos
días con mi hija Celia. Juntos nos compenetramos bastante bien, ya no es una
niña pequeña, tiene diez años y eso se nota, ya lo creo que se nota. Viajamos
durmiendo en una furgoneta que he adaptado para esto y también lo hacemos, cuando
el tiempo nos deja, en una pequeña tienda de campaña. Ya sé que no es lo más
cómodo del mundo pero sí que es lo más económico y también lo más natural.
Viajar así nos hace conectar con la naturaleza de una forma más auténtica, más
cercana, nos ayuda a estar aún mas unidos entre nosotros mismos y a buscarnos
la vida juntos para cualquier cosa. Hacemos la comida en un infiernillo y
comemos en el suelo, leemos a la luz de una linterna y charlamos por las noches al
lado de una vela. También así nos olvidamos por un tiempo de teléfonos,
televisiones, consolas, táblets, ordenadores y demás utensilios inútiles en
determinadas circunstancias u ocasiones. Es un poco como volver a los
principios de nuestra existencia.
Cada día descubrimos lugares nuevos, nos
movemos por todos lados sin prisa, hay tiempo para todo. Hacemos deporte,
nadamos, también nos ponemos con los deberes del cole, esa tarea tan necesaria y a veces tan excesivamente desequilibrada que mandan en la escuela
para hacer a lo largo del verano, jugamos, nos bañamos, descansamos y de vez en
cuando también hacemos alguna que otra fotografía por esos maravillosos pueblos
blancos de Andalucía. Todos, absolutamente todos los días, tenemos nuestros
momentos de miradas perdidas, perdidas en dirección hacia esa delgada línea que
une el azul claro del cielo con el azul turquesa del mar. No hay nada como
mirar a ese horizonte en buena compañía.
Mi hija. Celia. Como la quiero.
Juntos disfrutamos y aprovechamos al
máximo estos pocos días de verano tan escasos durante el resto del año.
El tiempo vuela y a veces es muy difícil
no tomarse estos momentos como una contrarreloj. Por eso también pasamos de
relojes y es el sol quien mide las horas.
Estoy captando varias imágenes de algunas
calles desiertas cercanas al pequeñísimo puerto que hay en uno de los extremos
del pueblo por donde ahora mismo no pasa nadie. Todo el mundo está preparando
el comienzo de las fiestas en una pequeña plazoleta que está en la parte
opuesta de donde estamos en este instante, muy cerca de aquí, casi al lado.
De repente oigo un maullido, me giro y veo
a Celia dando de comer su kebab a un gato. Me encanta la imagen, no me la
espero y por eso me sorprende, me agrada sobremanera, es muy bonita, cálida,
sencilla y tierna, para mí es una escena muy hermosa. En ese momento tengo dos
pensamientos, uno por la vía responsable y paterna que es el de que Celia debe
comerse su cena y no dársela a un gato y el otro que me habla de esa belleza
interna que tienen algunas personas como ella, esa belleza que hace que aún
teniendo hambre y encantándole los kebabs lo reparta con un gato callejero
cualquiera que ahora ya no lo es. “Misi” es el nombre con el que bautizamos a
este nuevo amigo andaluz. Me quedo con este segundo pensamiento irresponsable y
quizás poco paterno pero que sé que en realidad es el que más nos alimenta.
Y pasa la noche, y pasa la fiesta…, y
cuando todo termina o quizás empieza nos vamos a dormir a nuestra
furgoneta “cinco estrellas”…
Esa noche soñamos con el estómago quizás
un poco mas vacío de lo normal pero con el alma llena, muy llena…
MyW.Vision: Alimentando el alma…
Carlos Infante
Luna.
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