domingo, 15 de julio de 2018

My World Vision-AroundTheWorld-SPAIN-Landscape-"Un lugar cerca de las vías"- Carlos Infante Luna



My World Vision
-AroundTheWorld-

SPAIN
-Landscape-

"Un lugar cerca de las vías"


   Hay un lugar cerca de las vías, una fábrica abandonada, dónde he pasado una pequeña parte de mi vida. Al principio se me hacía muy duro y extraño, más tarde, con el tiempo, me fui acostumbrando y comencé a disfrutar de la soledad que me brindaba aquel espacio, de ese silencio que mece siempre al abandono y que te habla tan solo si lo sabes escuchar.

   Fue cuestión de adaptarse e intentar valorar ese tipo de vida en su justa medida. Al final todo esto se convirtió en una bonita experiencia vital que me apetece contar:

   Hay un lugar cerca de las vías dónde el tren de alta velocidad pasa cada veinte minutos; cuando lo hace en sentido norte, al poco tiempo, exactamente siete minutos y quince segundos después, lo hace en sentido sur. Su paso fugaz rompe el silencio de mi soledad y yo a veces pienso en que pasará por la cabeza de esos pasajeros que circulan por delante de este extraño edificio que ahora es mi hogar. Me los imagino asomados a la ventana, soñando mi realidad.

   Aquí huele a ladrillo, dolor y despido. También huele a mucho trabajo realizado y a algunos sueños cumplidos. Los sueños rotos están por todos lados. 

   Sus dos primeras plantas son ordenadores desconectados, archivadores, sillas, mesas y libros que se deterioran con el paso del tiempo a su libre albedrío. Todo está triste y desordenado. Algunas veces tengo la impresión de que los administrativos abandonaron su sitio a toda prisa, como si de un incendio o de un aviso de bomba se tratara. En la tercera planta vivo yo. Tengo todo lo que necesito para soñar: un sillón chéster al lado de la ventana, una cama, mi cámara fotográfica, libros, música clásica y mi música predilecta de los años 70,80 y 90. Según mi estado de ánimo elijo entre un abanico de posibilidades que van desde Vivaldi, Bach o Verdi a Bob Dylan, Clash o los Sex Pistols pasando por Stevie Ray Vaughan, claro. También tengo una guitarra acústica que apenas se desafina y que muy a menudo me consuela, con ella siempre compongo canciones a medias.

   El otro día, los gitanos del poblado de al lado, me robaron una guitarra española que me había regalado mi abuela. De muy mala leche me acerqué a buscarla, no la encontré y terminé haciéndole una serie de fotografías a las gitanas guapas y a los gitanillos que correteaban descalzos entre los charcos y la chatarra. Dudo mucho que pueda recuperar esa guitarra pero cada vez que los veo se lo recuerdo y, tonto de mi, no pierdo la esperanza. Nos respetamos pero no son trigo limpio...

   A diario salgo a correr por el campo, ahora está precioso, me emociono con las amapolas y los atardeceres. Ayer, mientras corría cerca de un antiguo paso de trenes, se me cruzó un zorro, se quedó parado en mitad del camino, me miró aturdido unos segundos y salió disparado. Fue gracioso ver como su cuerpo aparecía y desaparecía entre las flores verdes, blancas y rojizas. Me fijé en lo bonito del lugar y cuando caía el sol volví a fotografiarlo sin prisa; me apetecía mucho recordar aquel momento único.

  Al otro lado de mi casa hay unas granjas de pollos gestionadas por una familia de marroquíes, son gente encantadora. Nos hemos hecho amigos y de vez en cuando me acerco a visitarlos. Me llama mucho la atención su sencillez, hospitalidad y esa alegría con la que se toman la dureza de sus vidas. A veces pienso que se puede querer a cualquiera como si fuera un miembro de tu familia. Y lo hago, me encanta querer a la gente que, de alguna manera, me pellizca el corazón.

   A ella..., siempre la echo de menos. Fue el amor de mi vida y no hay ni un solo día que no la recuerde. Pero ya no está aquí, se fue. La quiero mucho todavía. Espero que le vaya bien y no volverla a ver, al menos no todavía; si la tengo que ver algún día que sea cuando su huella no siga siendo ella, cuando no sea una herida abierta sin resolver. Ahora no paro de conocer a mujeres que no tienen absolutamente nada que ver...

   Me pregunto si así es la vida o quizás esto tan solo sea, poco a poco, enloquecer...

   Hay un lugar cerca de las vías, una fábrica abandonada, dónde he pasado una pequeña parte de mi vida. Al principio se me hacía muy duro y extraño, más tarde, con el tiempo, me fui acostumbrando y comencé a disfrutar de la soledad que me brindaba aquel espacio, de ese silencio que mece siempre al abandono y que te habla tan solo si lo sabes escuchar.




                                                                                                              Moon

                                                                                                  Carlos Infante Luna

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