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"Redes-I"
Llevo un par de días durmiendo en el puerto. Hay algo especial en este lugar que me atrae desde hace muchos años; no es la primera ni la última vez que me dejo caer por aquí.
Son las cinco y media de la mañana. Mucho antes, desde mi furgo aparcada en el mismo muelle, ya oía el jaleo del puerto. Los marineros salieron ayer sobre las diez de la noche, aún no había caído el sol. Un poco antes estuve hablando con Jesús y Juan Carlos, me comentaron que algunos de ellos iban a faenar en aguas marroquíes, otros se quedarían un poco más cerca.
A ver que les depara esta vez la mar...
Tomo un café en "La Taberna del Puerto", mi bar preferido. Aquí las paredes están adornadas con fotografías antiguas que se combinan con alguna un poco más actual; son imágenes de barcos pesqueros y de sus marineros, las fiestas de julio en honor a la Virgen del Carmen, cofradías de pescadores y noticias enmarcadas relativas al entorno laboral; observo multitud de historias sobre La Almadraba, también detengo mi mirada en documentos con noticias felices, otras no lo son tanto, algunas son duras y muy tristes.
Manuel me pone un café bien cargado (lo necesito); me conoce desde hace años aunque nunca se acuerda de mi nombre, siempre me dice lo mismo "a la próxima vez ya no se me olvida...", le sonrío, él sabe que no me creo nada. Me gusta venir a esta pequeña taberna porque es un sitio normal, auténtico, se respira puro ambiente marinero. Con Manuel y otros amigos charlo sobre la faena de estos días en la mar y la otra faena, la del puto virus, tema de actualidad; "ahora en todos los sectores es así", me dicen, "no paramos de hablar de lo mismo, no nos han dejado salir a faenar estos meses de atrás y lo hemos pasao jodiamente, muy mal, como todo el mundo, ¿no?..., además los precios del pescado han bajado más que nunca, están por los suelos, esto es una puñetera ruina, Carlos". Le pregunto a Manuel si me dejarán pasar al Mercado de la Lonja para hacer algunas fotografías y me niega con la cabeza, está la cosa difícil, hay un vigilante jurado que los tiene bien puestos, se cree el dueño..., los marineros que andan a mi lado, por la barra del bar, afirman con la cabeza, me confirman lo mismo que me dice Manuel "no te va a dejar pasar". Aún así, terco de mi, lo intento pero, como era de prever, no obtengo un buen resultado y vuelvo a la taberna para darles la razón. Sonríen y me miran como diciendo "ves, te lo hemos dicho...". Así que nada, cambio los planes y me doy una vuelta por el puerto con Houd, un chaval marroquí que arregla redes. Vemos como van llegando los barcos al muelle. Sacan la pesca en cajas, las dejan en La Lonja y atracan el barco en el lugar que tienen asignado.
Me paso un buen rato observando como José, Miguel, Alfonso, Sebastián, José María, Agustín, Francisco y el propio Houd recogen las redes y lavan el barco. La jornada no se ha dado mal del todo, me comenta Miguel, al menos estamos de vuelta...
Mañana es sábado, no saldrán a faenar hasta el domingo por la noche.
A ver que les depara esta vez la mar...
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MoOn
Carlos Infante Luna
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