My World Vision
-AroundTheWorld-
PAKISTÁN
Peshawar
Un pequeño relato desordenado de un día de Navidad cualquiera, quizás hoy mismo.
Me despierto temprano, da igual que sea fiesta o no, siempre lo hago, me gusta madrugar, en estas primeras horas de la mañana siempre me encuentro muy bien, soy un poco más yo mismo.
Preparo un café y le pongo su trocito de manzana a Happy, mi canario sin jaula; hoy lo noto un tanto raro..., canta mucho más débil de lo normal.
Me doy una ducha rápida antes de que el café suba silbando por la cafetera metálica. Pienso en el agua caliente, en que tengo mucha suerte de ducharme, de tener una casa. En mi cabeza dan vueltas Muhammad, Shazia y Abdul, tres hermanos que conocí en Peshawar (fotografía); dormían en la calle junto a su madre, nos veíamos todas las noches, algún día contaré su historia. Los recuerdo con muchísimo cariño, ¿qué será de ellos hoy?
Happy se ha ido para siempre, me lo temía, llevaba unos días raros..., después de catorce años conviviendo juntos es un duro palo, mucho más de lo que pensaba. Me lo llevo a uno de mis lugares preferidos; es un lugar situado en una colina alta, junto a unas piedras que lo resguardan, desde aquí se divisa un mágico horizonte manchego. Se que este es un buen sitio, estará bien, seguramente con José que fue quién me lo regaló y que ahora volverá a cuidar de él allí arriba, los dos juntitos. Nos despedimos, vendré a visitarlo; aquí vengo muy a menudo, quizás más de lo deseado; sobre todo cuando no le encuentro a nada sentido, cuando me pierdo, cuando no veo el camino.
Voy a mi cafetería preferida del barrio, quizá no necesite otro café pero si desahogarme. Se lo cuento a Eli, a ella le gustan mucho los animales; me da ánimos. No me cobra el café. Me despido, le doy un abrazo aunque sé que hoy está prohibido.
Camino por la Estación, adoro las vías, ¿qué tendrán?..., también es uno de mis lugares favoritos. Un poco más tarde vuelvo a la calle, necesito andar, moverme, seguir desahogándome; me gusta fijarme en todo, da igual que lleve mi cámara fotográfica encima o no.
Me emocionan esas pequeñas cosas, esos diminutos detalles que tiene el día a día y que dicen tanto de quién somos, de la vida:
Un niño, de unos diez años, va con su padre en el camión de reparto; hoy sin cole, supongo que habrá decidido acompañar a papá; a ambos se les ve contentos, es mañana de Navidad, una mañana distinta, es bonito observarlos, ver como se hablan con cariño, cómo reparten deprisa para seguramente volver a casa temprano y estar todos juntitos, en familia.
Una abuela está parada en la acera junto a sus dos nietecillos, todos observan como su perrito huele la base de un árbol, lo respetan, ninguno tira de la correa, la tienen muy suelta..., esperan con paciencia, sin ninguna prisa, a que su compañero de piso termine de olfatear algún rastro amigo.
En un banco del parque, le suena el móvil a una chica de unos diecisiete años, ni lo coge ni lo mira, decide seguir hablando con sus amigas.
Una clienta me llama con la excusa de hacer un pedido que luego no hace; me llama para decirme que su marido ha fallecido; entonces pienso que le den por saco al trabajo, al pedido. Decido ir a verla y hablamos, nos consolamos, lloramos juntos. Pienso, para mi, que aunque es duro también es bonito que se acuerden de uno para esto.
Hay un charco con forma de corazón, esto es así, no es un invento para continuar con el relato, es cierto; pienso en lo curioso que es haberlo descubierto precisamente hoy, quizás sea un mensaje encubierto. El caso es que me miro dentro y por unos segundos me veo guapo (recuerdo a Fito), y pienso en que un tipo tan feo como yo se vea guapo ahí abajo tiene mucho de misterio y quizá un buen retrato. Serán cosas mías... Y entonces, no sé por qué razón, me acuerdo de mis amigos, de los que no están y sonrío, y pienso que si que están coño!!..., que si no no me hubiera acordado de ellos. Pensar así me alegra mucho en ese momento. Y continuo caminando, sonriendo, dándole gracias a la vida, creo que tengo un montón de motivos para hacerlo.
Pienso en qué soy feliz pero que en realidad quizá no lo sea tanto, que aún debo luchar, seguir intentándolo, que debo mirarme mucho más a menudo ahí abajo, en los charcos...
Un día de Navidad, quizás hoy mismo.
My World Vision:
Esas pequeñas cosas, esos diminutos detalles...
MoOn
Carlos Infante Luna
No hay comentarios:
Publicar un comentario