miércoles, 25 de noviembre de 2015

My World Vision-AroundTheWorld-MOROCCO-Marrakech-"El ritmo de La Medina"-Carlos Infante Luna-



My World Vision
-Around The World-

MOROCCO

Marrakech

"El ritmo de La Medina"


Recuerdo llegar a la ciudad roja y en mi primera noche entrar en calor al tomar un vaso ardiendo de jengibre con menta y canela. Lo hice en el puesto ambulante de mi amigo Hassan, al que desde ese día visité cada noche, haciendo de esos encuentros al final de la tarde una bonita amistad. Hassan me presentó a muchos de sus amigos que me ayudaron a descubrir la ciudad pero sobre todo a entenderla. Esa primera noche entré en calor con su pócima y enseguida, lleno de curiosidad, me di una vuelta por La Medina.
Me resulta muy difícil explicar las sensaciones que tuve en ese momento pero lo voy a intentar...
Recuerdo meterme en un sueño de color rojo, oír el maravilloso sonido de un silencio dormido, calmado, contenido en sus dulces palabras árabes, tan simples, tan bonitas. Para la llamada a la oración desde la mezquita no tengo palabras, se me hace un nudo en la garganta, es algo único para un europeo, al menos como yo, que visita por primera vez África. No me puedo olvidar de ver circular las motocicletas a toda velocidad sorteando todo tipo de obstáculos a su suerte, bestias, carruajes, puestos ambulantes, turistas, comerciantes. Recuerdo gentes sencillas, amables, muy cordiales vestidas de colores vivos, muy bonitos y llamativos, alucinantemente divertidos que me susurraban la magia de un mundo muy distinto al mio, al menos, al mio conocido. Me sumergí en un caos perfectamente ordenado, calculado al milímetro que bailaba al compás de cada latido que se disparaba en mi corazón y que se mezclaba con los olores mas auténticos de sus calles. En mi naríz aún está presente el olor de las especias, de las comidas caseras, del orín de los caballos, el sudor de los muchachos trabajando, el perfume de las mujeres tapadas hasta arriba, sus ojos, recuerdo como podía adivinar la belleza de sus cuerpos, de sus rostros, sus sonrisas, sus cabellos negros, el color azul claro del cielo que se colaba por las callejuelas entre las tiras del cañizo podrido por el sol, por el tiempo y que se mezclaba dulcemente con la luz cálida de las pocas farolas recién encendidas en las calles con mas vida.
Recuerdo que ese día, mi primer día, me enamoré perdidamente de Marruecos, de Marrakech, de su maravillosa gente a la que quiero y respeto profundamente.
Y ahora, no dejo de pensar una y otra vez en volver.
Lo deseo tanto...


My World Vision: No es solo fotografía...., detrás de cada imagen hay mucho, muchísimo mas...






                                                                                                    Carlos Infante Luna.




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