My World Vision
-Around The World-
EL DÍA QUE FUI AL MAR
"Castillos de arena"
Un día de playa cualquiera...
Me encontraba tirado boca abajo, abrazado a mi toalla, KO. Tenía sueño y estaba muy cansado de haber trasnochado hasta altas horas de la madrugada el día anterior. Una rubia teñida de alemana que estaba muy potente yacía tumbada en la toalla de al lado y no me dejaba de mirar. Cruzamos tantas miradas que al final nos pusimos a charlar y de paso decidimos reírnos de cualquier cosa que pasara a nuestro alrededor, las playas españolas dan mucho de sí para esto. Lo pasamos bien, muy bien diría yo, reímos mucho. El intento de conectar no sirvió para nada..., estaba claro, me dí cuenta cuando vi llegar a un alemán de casi dos metros que venía de bañarse y que supuestamente la acompañaba. Para nada le hizo gracia vernos hablar (y de reír ni hablamos...). Me despedí y me dí la vuelta para volver a abrazarme a mi toalla con la excusa de que quería dormir un poco y descansar. Imposible hacerlo, me había empezado a "enamorar".
Con las puntas de los dedos de mis pies tocaba la arena cálida y fina, con las puntas de las de las manos jugaba a dejarla escapar. De fondo oía ese delicioso murmullo del mar que hace que te relajes y que también te hace soñar. Soñaba con ser un náufrago en una playa perdida pero también, a la vez, oía la puta realidad, esa realidad que siempre está ahí dando por culo cuando menos te lo esperas, cuando menos la deseas. Escuchaba ese ir y venir de los turistas arrastrando neveras y sombrillas para pasar un día "total", un día oficial en "playa-park". Me atravesaban los tímpanos los chillidos de unos niños salvajes con ganas de verano azul que jugaban cerca del agua a querer navegar, a surfear, a disecar el mar... El sol calentaba mi espalda y me preguntaba que coño hacía yo allí tumbado, tirado boca abajo, esperando a que no sucediera nada...
Me levanté y fui a darme un baño. A la vuelta, ya de otra manera..., me senté con dos niñas gemelas que hacían castillos en la arena marrón oscura, en la arena más húmeda. Jugué con ellas un buen rato hasta que el padre, por orden de la madre (en las playas, como en muchos otros lugares, esto siempre es así), se las llevó de mi lado. Sus miradas eran de "¿que hace ese tipo extraño jugando con nuestras hijas pequeñas...?. Sociedad enferma fue lo primero que pasó por mi cabeza. La marea subió y derrumbó todos los castillos de arena. Eché de menos a mi hija pequeña. Todo acabó como empezó. Arena y agua. Viento cálido. Cruce de miradas.
Me sentí solo.
No se nadar.
My World Vision: El día que me acerqué al mar y me ahogué en la arena.
Carlos Infante Luna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario