jueves, 8 de diciembre de 2016

My World Vision-España-La Mancha-Manzanares-"Cuando un profesor marca tu vida"-Carlos Infante Luna-



My World Vision
-Around The World-

España

La Mancha

Manzanares

"Cuando un profesor marca tu vida..."


Y volvió...

Y ese día, como tantos otros, caminó por los pasillos del instituto a nuestro lado. Guiados por nuestros pasos, como si apenas hubieran pasado los años, entramos juntos, casi de la mano, en las aulas que esperaban ese reencuentro tan bonito, tan deseado. Parecía que no había cambiado nada y el momento se convirtió en un sueño que todos y cada uno de nosotros, de alguna forma, ya habíamos soñado, un sueño de adultos, de muchachos inquietos, de niños crecidos que cambiaban a cada segundo y que quizá caminaban un tanto perdidos en esos días raros, extraños. Fueron años que anduvimos un poco desbocados, descolocados por las circunstancias de cada uno, por esos momentos internos tan intensamente vividos en nuestra pubertad debidos en su gran parte a la revolución hormonal que sufría nuestro cuerpo en esos momentos y a la vida misma, unas veces buena y otras..., otras no tanto. En su vuelta a clase vivimos emociones contenidas, sonrisas de medio lado, miradas perdidas dirigidas hacia una luz difusa y valiente que suavemente se deslizaba atravesando los cristales de las ventanas cerradas de cada aula. Todo sucedió en un día de un otoño alegre pero también un tanto triste, aún no sé por que motivo. Nos inundó la melancolía confundida con el verde de los pupitres de aglomerado y plástico barato, las sillas incómodamente bajitas e impersonales, una pizarra oscura que aún no estaba escrita de blanco tiza, la memoria adolescente y esas sutiles caricias que a veces acompañan a cada individuo y le llegan al alma en forma de luz, de color y de olores antiguos, sensaciones y emociones que remueven la memoria con historias de una infancia que ya no volverá a ser o que quizá si lo haga, quizá si que pueda volver a ser de otra manera, como fue el caso.

Y volvió...

Y nos leyó como nunca lo había hecho o como siempre nos había leído. Y atendimos, le escuchamos más que nunca..., nos dejamos los oídos, también la vista, el tacto..., todos y cada uno de nuestros sentidos, estábamos totalmente abstraídos con su pose, con su forma de leer, de pasear por el pasillo acariciando las hojas que acunaba en sus manos y que de vez en cuando jugaban con sus dedos largos. Perplejos observábamos como con esa dulzura inusual para un profesor de instituto mecía cada párrafo como si fuera un niño recién nacido. Saboreábamos su voz en cada palabra, en cada coma, en cada pausa, en cada silencio..., intranquilos e impacientes esperábamos a lo que vendría después de cada punto y seguido. Todo era música y belleza pausada en su boca, en su aliento, en su forma de comunicar las cosas, esas maravillosas cosas escritas por él mismo para sus chicos del instituto.
Le firmamos un dibujo-recuerdo que hizo una amiga, una compañera de curso. A la vuelta escribimos unas palabras, una pequeña dedicatoria. Le hubiera puesto muchas mas cosas pero en esos breves segundos tan solo me dio tiempo a expresar eso que le sale a uno de dentro sin pensar demasiado: "cuando un profesor marca tu vida", y un compañero, incrédulo en ese instante,  me preguntó si eso era de verdad. Me extraño su pregunta y no supe muy bien que contestarle en ese momento. El sí se lo dí por hecho y luego, mas tarde, cuando me marché a casa, me dio por pensar y lo pensé mucho durante mucho tiempo. 

Y volvió...

Y mientras tranquilamente nos tomábamos algo recordamos el primer día que llegó a su primera clase de instituto, todos nosotros fuimos sus primeros alumnos de ese su primer año, todo se convirtió en lo primero, en un número uno gigante entre profesor y alumnos, todo, absolutamente todo. Recordamos como ese primer día pasó caminando deprisa y muy serio, con la cabeza ligeramente inclinada y sus ojos mirándonos a todos y no mirando a ninguno, su mirada, por unos instantes, se perdía al final de la clase sobre una pared blanca con humedades, sus ojos se perdían en el infinito..., él también tenía miedo o al menos eso es lo que yo creo aunque no estoy del todo seguro. De la puerta hasta la mesa en la que estaba reservada su espacio se movió mas lentamente, fueron tan solo unos segundos que recorrió agarrado fuertemente a su cartera de cuero marrón o quizá negro (el color ahora no lo recuerdo bien, no lo tengo muy claro), en esa cartera llevaba su mundo entero y con una voz particularmente grave y serena nos dijo: "os voy a enseñar a leer", nos dejó con la boca abierta, muy sorprendidos. Y eso es lo que hizo Fernando "el literato", nos enseñó a amar los libros, a soñar despiertos, a viajar a otros mundos.

Y volvió...

Y me hubiera gustado hablarle más, que conversáramos más tiempo, decirle lo que significó en mi vida, lo que significa y lo que es en estos momentos, lo que lo quiero por todo aquello, por esos maravillosos días, por aconsejarme fuera de clase cuando me encontraba un tanto perdido..., por ser mas que un profesor un amigo en muchos momentos, por enseñarme a vivir con pasión cada historia de mi vida como me enseñó a hacerlo de la misma manera con cada libro... Pero me faltó tiempo y yo se que también con el tiempo me he vuelto mas comedido y no hablo tanto como hablaba, me guardo casi todo en mi interior, muy dentro de mi, pero si que de vez en cuando lo saco y lo escribo, lo suelo hacer sobre mis fotografías, sobre mis proyectos, sobre lo que vivo. Ya sé que no lo hago demasiado bien pero lo hago con mucha ilusión, con toda mi pasión, con ese cariño, tiento y mimo que vi reflejado en él un día. Me divierto, me divierto muchísimo, me expreso, comunico con cada fotografía y con un breve texto todo lo que con mi voz muchas veces no sé o no puedo, que no sé si es lo mismo. Pero sobre todo, de lo que me siento muy orgulloso y seguro es de que me lo paso bien, muy bien, me divierto conmigo mismo y aprendo, no paro de fijarme y de aprender de cualquiera, en cualquier lugar, en cualquier sitio... Lo bonito está en el camino.
En realidad he aprendido que la vida trata un poco de eso, de ser uno mismo todo el tiempo. 
Sin miedo. Sin miedo al ridículo.

Y volvió...

Y mi respuesta ahora sé que fue la correcta, no tengo ninguna duda, "cuando un profesor marca tu vida"
Fernando, "el literato" , ese era el mote que con cariño le pusimos sus alumnos de segundo, no solo nos enseñó a leer ese año, a mi, personalmente hablando, también me enseño, quizá sin darse cuenta o quizá dándosela del todo..., a tener mucha ilusión y a ponerle grandes dosis de pasión a todo lo que hago, me enseñó, de alguna manera, a creer en mi y a amar la vida en todas sus facetas.
No se si es poco o es mucho, Fernando, el caso es que para mi eres ese olor a celulosa que te sugestiona al abrir un libro un poco antes de soñarlo.

Gracias Fernando, gracias por tanto... 






My World Vision: "Cuando un profesor marca tu vida..."



Para D. Fernando Gómez Redondo (profesor en la Universidad de Alcalá de Henares) y para todos mis compañeros de esos años tan bonitos y tan intensos.






                                                                                                   Carlos Infante Luna.

1 comentario:

  1. la cartera era de color marron y si te acuerdas a Fernando lo maltratabamos muchas veces poniendo las patas de la mesa que habia sobre una tarima de madera justo en el borde paraque que cayera la mesa y la cartera al mismo tiempo.
    Creo que no llegamos a conseguirlo cosa que si hicimos con el de historia D. juan apodado el Centimines... su contestacion cuando cayo la mesa fue muy serena... "así se le quita el polvo"
    hoy he visto a Jesus Lopez de Pablo y me ha traido viejos recuerdos de aquellas clases.
    un abrazo para todos.

    ResponderEliminar