My World Vision
-AroundTheWorld-
SPAIN
Madrid
-Cuadernos de un viajante-
"Caballo Blanco"
Hay un caballo blanco que es mi amigo.
Nos conocimos en Chapinería una tarde gris de viento racheado, frío negro y lluvia fina; yo esperaba dentro de mi furgoneta a que volviera un cliente y Caballo Blanco (así lo bauticé debido a mi falta de originalidad y a lo evidente) paseaba dentro de un cercado de pizarra negra que tan solo levantaba del suelo medio cuerpo y que, de una forma que me pareció extraña, estaba ubicado en el centro de la población junto a las casas de piedra del resto de la vecindad.
En mi espera, observarlo me pareció divertido. Al poco tiempo, se me ocurrió sacar de una bolsa que siempre llevo conmigo una de las manzanas que guardaba para el almuerzo; lo llamé por su nuevo nombre, tímido se acercó lento, le dí un bocado a la fruta verde para que viera de lo que se trataba y después se la ofrecí con la mano estirada para proteger mis dedos de su enorme dentadura. Ya confiado, me senté en el muro con las piernas hacia dentro; esa mañana compartimos almuerzo y comimos juntos.
Un poquito más tarde saqué mi cámara, le hice alguna que otra fotografía para inmortalizar esos momentos únicos y luego, en la tertulia, estuvimos hablando como se habla con los caballos: Con un tono dulce y diciendo la verdad.
Ahora, cada vez que pasó por allí, me acerco a saludarlo, a veces lo veo, otras no está. Siempre me acuerdo y le llevo manzanas verdes que compro la noche de antes en la tienda que tiene Xia, una chinita encantadora, en Corredera Alta; sus manzanas son las mejores del barrio, cada día se lo digo, sonríe y me pone ojitos, la verdad es que no sé si es porque sus ojitos de chinita son así o porque le gusto de verdad.
En fin, el caso es que cuando voy por Chapinería y Caballo Blanco está en su corral, al ver mi furgoneta negra comienza a brincar de alegría y yo, al verlo de esa guisa, no quepo de gozo, me encanta esta nueva amistad. Algunos de los vecinos saben lo nuestro, sonríen y se suman al encuentro.
Bueno, lo importante es que ese día comemos juntos, hablamos de todo un poco y nos desahogamos, a veces uno tiene la necesidad de decir la verdad.
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Carlos Infante Luna
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