My World Vision
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Pueblos de La Mancha
Ayna
-Cuadernos de un viajante-
"Al final del viaje"
Después de una semana repleta de trabajo y con demasiados kilómetros recorridos por media España llego, por una carretera que serpentea las últimas estribaciones de la histórica Sierra de Alcaraz, a un pueblo escondido entre las montañas: Ayna.
Tan solo me queda una visita de trabajo a un amigo que conocí hace mas de veinte años. Me apetece venir por aquí de vez en cuando para verle porque me gusta su carácter, su talante, esa forma tan natural que tiene de ser. Víctor es un tipo corpulento, afable y valiente en la vida; a veces ha arriesgado demasiado. Con su camisa de leñador a cuadros verdes, rojos y amarillos yo lo veo como un típico hombre de montaña. Su mayor preocupación es cuidar bien de toda su familia y sé, por algunos vecinos, que incluso echa una mano a personas ajenas a ella; Víctor siempre está dispuesto a ayudar en lo que sea; va de frente, se le ve venir, dice lo que piensa sin pudor pero con todo el respeto del mundo y si en alguna ocasión se equivoca rectifica de inmediato, pide perdón y a otra cosa; no le gusta perder el tiempo con gilipolleces. Le ofrecieron ser alcalde del pueblo pero lo rechazó enseguida: "los alcaldes mienten", me dice, mientras sonríe con ironía.
Hablo con Víctor un buen rato, primero de trabajo y luego charlamos de mil historias distintas. Las relaciones comerciales pueden mezclarse con las personales aunque los manuales digan otra cosa; doy fe de ello, creo que por eso me gusta mi trabajo. Me despido de Víctor y de su padre, Victoriano, que acaba de llegar y juntos se marchan para llevar a la abuela al centro médico, está un poco pachucha con el tema de las alergias.
Decido aparcar la furgoneta, coger mi cámara (que siempre me acompaña) y caminar un poquito por la sierra para relajarme y estirar las piernas. Quedan pocos minutos para que el sol desaparezca detrás de las peñas que rodean las casas colgadas de una de las laderas del río Mundo. Busco un lugar tranquilo para respirar hondo y asomarme a este espectacular balcón de la naturaleza que me ofrece todo lo que necesito en este momento.
Al final del viaje me encuentro solo, casi siempre es así.
Hoy no, siento como la luz transforma el paisaje y la paz está conmigo.
En mi interior escucho una voz que me dice: "Atardece que no es poco"
Y continúo mi camino...
My World Vision:
Viajar me hace libre.
MoOn
Carlos Infante Luna
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