My World Vision
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SPAIN
Madrid
-Cenicientos-
-Cuadernos de un viajante-
PORTRAIT
"Felipe el de los nervios"
Este día viajo por la zona noroeste de la sierra de Madrid, hoy voy mal de tiempo e intento adelantar todo lo que puedo; recorro Chapinería, Navas del Rey, Pelayos de la presa, San Martín de Valdeiglesias, Villa del Prado, Cadalso de los Vidrios y cuando llego a Cenicientos se me ha pasado la hora de ver a mis clientes y también el apetito; son cerca de las tres y no sé que hacer, estoy un tanto bloqueado. Mientras lo pienso, conduzco mi furgo por la calle de Los Caños, que es la carretera que divide a Cenicientos en dos y que se dirige hacia la provincia de Ávila, muy cercana ya a este pequeño pueblo serrano.
En un momento dado, paso de largo por el Bar Guijo y en la terraza que tiene este mismo local al otro lado del carretera encuentro una escena que me llama la atención. Cien metros mas adelante doy la vuelta en la glorieta y vuelvo sobre mis neumáticos, ahora el tiempo ya no es un problema. La terraza es muy cutre pero con encanto: sillas de plástico rojas (Mahou) colocadas de una forma aleatoria y que no guardan ninguna relación con la disposición de las mesas (también Mahou), suelo de hormigón mal fratasado y de fondo una pequeña casa de pueblo pintada de un blanco azulado en la que aparece un graffiti de una chica hawaiana con bikini de gitana y una copa en la mano como diciéndote: "tómate algo aquí, conmigo".
En el regazo de la muchacha apoya su cabeza Felipe que tiene un puro en una mano y los pies estirados sobre una de esas sillas de plástico. A pesar de que me corta un poco molestarle en su siesta, le digo lo que me ha pasado y que me gustaría sacarle alguna fotografía, que me parece una escena curiosa y me apetecería escribir algún día algo. Lejos de molestarle, con tanta desgana como con gracia me dice que haga lo que me de la gana, que no le importa nada en absoluto; además no me molestas, me dice, estoy fumando y si doy una cabezá el puro me quema los dedos y me despierta. Me gusta la entonación de pueblo que le da este tipo a las frases, la tranquilidad que emana de su cuerpo a esas horas de la tarde y la buena disposición para entablar una conversación con un desconocido. Le hago algunas fotografías, no posa, sigue a lo suyo y eso me encanta. Unos minutos después, me siento a su lado y charlamos un buen rato, me lo paso fenomenal con Felipe, es un tipo campechano y auténtico, la conversación es muy amena y divertida, tiene mucho sentido del humor y nos reímos de nosotros mismos.
Le prometo volver, llevarle una fotografía y me dice: Carlos, a estas horas casi siempre estoy aquí y si no me encuentras por cualquier motivo tú pregunta en el Bar Guijo por "Felipe el de los nervios". Y claro, nos volvemos a reír con ganas; ahora entiendo mucho mejor a este personaje de Cenicientos del que me llevo su amistad y un grato recuerdo de nuestro encuentro.
My World Vision:
En el viaje, amistades.
MoOn
Carlos Infante Luna
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