My World Vision
-Around The World-
Cuba, ya tú sabes...
"Las mañanas con Elvira"
Esta mañana diluvia en San José de las Lajas y voy corriendo a toda prisa, cargado con todo el equipo, por la carretera central. Recorro un par de kilómetros entre baches y soportales de casas de madera y coloniales donde me voy resguardando hasta que llego a casa de Elvira, "mi abuela cubana", le pido cobijo, me lo da y descanso junto a ella hasta que la tormenta quiera.
La lluvia en el caribe aparece de pronto, lo hace como por arte de magia y entonces, te pille donde te pille, te empapa, no te da apenas tiempo para reaccionar. Eso a mi la verdad es que me da exactamente igual, casi que lo agradezco porque así me refresco un poquito y fotográficamente el paisaje, tanto urbano como rural, cambia drásticamente, lo veo como una oportunidad realmente buena para hacer algo diferente y disfrutar con la fotografía, con el ambiente, con la gente. Creo que en poco tiempo he aprendido, como hacen los cubanos, a ver ese lado bueno de todas las cosas que te da el día, que te regala la vida.
Elvira se mete en la cocina, yo la acompaño y aunque me dice que me vaya y me siente en el patio yo le insisto para quedarme a su lado, me gusta mucho ver el interior de su casa, observar como se desenvuelve en esa típica cocina cubana. Me mira y sonríe mientras prepara un café delicioso con unas galletas típicas del pueblo, "estas galletas le encantan a mi nieto Darian, las compro, cuando puedo hacerlo, por él, son sus preferidas" me dice. Coloca un pequeño mantel amarillo en la mesa, nos sentamos en el porche que está situado en la parte trasera de la casa, junto al patio y allí, mientras desayunamos, charlamos sin prisa.
Elvira me habla de su vida, de la dureza de algunos días, me habla de como se desarrolla el mundo en la isla, de la forma de trabajar, de buscarse la vida. Elvira me habla de todo un poco y yo la atiendo con todos mis sentidos puestos en sus palabras, en sus historias. Alucino. Ha pasado un buen rato y aunque hace tiempo que ya ha escampado no me muevo del sitio, estoy tan bien a su lado que me cuesta marcharme. Ahora me habla de que tiene que fabricar pintura en cuanto pueda para pintar la casa, tiene que comprar un fluorescente (cuando lo encuentre en algún lado...) y arreglar la puerta del frigorífico que hace mucho tiempo que está estropeada. Me levanto, le digo que ya es hora de marcharme, le doy un abrazo y dos besos y me mira rara, yo me extraño y le pregunto que qué pasa y ella me dice que los cubanos solo dan un beso en la cara... y nos reímos, le digo que en eso los españoles les ganamos, llevamos ventaja... y seguimos riendo. Cuando me despido me dice que por favor vuelva a comer, que allí tengo mi casa, mi familia... y yo se lo agradezco, me voy emocionado.
Elvira, quizá sin saberlo, me ha enseñado una parte muy importante de mi trabajo fotográfico en Cuba, me ha mostrado como es la isla, el pueblo, la solidaridad de los cubanos, su estilo de vida, su forma de afrontarla, esa manera tan difícil y extraña de poner a las dificultades buena cara y de continuar luchando, soñando.
Elvira me ha enseñado a no precipitarme, a no tener nunca prisa por nada (todo irá fluyendo a su tiempo, a su paso...) y también me ha enseñado a agradecer en el alma cada segundo que me regala la vida. A eso es a lo que hay que hacerle caso. Quizá ella no sea consciente del regalo que me ha hecho.
Ahora salgo a la calle y mis fotografías cuentan algo...
Me siento muy feliz, cada momento es una oportunidad enorme para serlo.
My World Vision: Lo que la tormenta me dejó...
Carlos Infante Luna.
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