My World Vision
-AroundTheWorld-
Cuba, ya tú sabes...
"En casa"
Esa mañana desayunaba leche con galletas caseras hechas por Elvira.
Elvira las hacía siempre para su nieto Dayro, le encantaban, se las envolvía en papel de periódico para que se las llevara a la escuela. Los días que estuve en mi casa cubana, Elvira hacía algunas galletas de más, no muchas, la situación no estaba para tirar cohetes; ella sabía que a mi también me gustaban mucho y que me vendrían bien para darme energía a la hora de recorrer las calles. Solía levantarme y desayunar muy temprano, aunque algunos días lo hacía con Elvira un poco más tarde; luego me marchaba, mochila y cámara en mano, a la Piquera de la Estación de San José de Las Lajas para coger alguna camioneta o almendrón compartido que me llevara, cada día, a algún lugar distinto de la isla.
Al caer el sol, después de estar todo el día por ahí dando vueltas, volvía a casa. En el barrio me encontraba con los vecinos, nos saludábamos, charlábamos siempre con buen humor, respeto y muy buen rollo. También coincidía con los niños que jugaban al fútbol en una calle paralela a la mía, en realidad era yo quien los buscaba; casi todos los días echábamos una pachanga con balones de plástico, descalzos, no había nada que me hiciera disfrutar más que jugar a mi deporte preferido con mis amigos, esos chavales tan alegres, tan divertidos, juntos nos empapábamos en los charcos, nos poníamos perdidos de barro y de vida. Terminado el partido nos sentábamos en la acera y hablábamos de los grandes astros del fútbol, siempre me preguntaban por el fútbol en España y yo les contaba y les contaba y cuando ya no me queda nada más que contar inventaba e inventaba... ¡que buenos recuerdos!, como quiero a mis niños, a mi gente, a mi barrio.
Sudado y sucio de energía llegaba a casa, llenaba un cubo con agua caliente que a veces me preparaba Anita con el agua de un depósito situado en el patio, y con un cazo me la echaba por la cabeza para ducharme. Al principio me resultaba muy extraño asearme así pero no tardé mucho en acostumbrarme; fue entonces cuando empecé a encontrarle sentido a esta forma de vida, a cogerle el punto a la isla. Vivir de una forma muy modesta me ayudó a valorar muchas cosas de mi existencia; fue entonces cuando, casi sin darme cuenta, comencé a sentirme cubano, a disparar mi cámara con pasión y a hacer la fotografía que quería, la que de alguna forma algún día había soñado hacer y que, quizá sin saberlo, llevaba dentro desde siempre. En Cuba me encontré a mi mismo.
Por las noches fiesta, baile, charlas, chistes, risas, música, alegría...
Más tarde, nació un libro contado desde este punto de vista íntimo, narrado visualmente desde la experiencia de vivir cómo un cubano más..., un libro que es una parte muy importante de mi vida y del que ya formáis parte muchos de vosotros.
Gracias por estar ahí.
My World Vision:
Libro: Cuba, ya tú sabes...
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MoOn
Carlos Infante Luna
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