My World Vision
-AroundTheWorld-
Cuba, ya tú sabes...
"Llueve en La Habana"
Sin apenas tiempo para reaccionar, la lluvia me sorprende caminando por las calles de La Habana Vieja.
Estoy empapado por completo, mi equipo fotográfico también.
Entre las calles San Lázaro y Neptuno hay un pequeño entresijo de callejuelas donde encuentro un bar sin nombre, apurado empujo la puerta y paso rápido para ponerme a salvo del aguacero. Orlando, el camarero, con una sonrisa de lado a lado y sin preguntarme nada en absoluto, me ofrece un trapo para que seque mi cámara "ño lo que cae, compae". Seco rápido cuerpo y objetivos mientras Orlando me pone un jugo de guarapo fresquito; le invito a que se tome otro conmigo, accede, lo hace a escondidas, en lugar de guarapo se prepara un mojito y lo esconde bajo la barra, de vez en cuando le da un sorbo sin que nadie lo vea, no queda bien que al camarero lo vean beber, me dice en voz baja y mirada cómplice. Hablamos de la lluvia, el huracán, el mal estado de las calles de La Habana, de Cuba, de España, a Orlando le gusta España, tiene familia allí. Apoyados en la barra, contamos chistes, reímos mucho, se nos acercan dos amigas de Orlando que se unen a las risas y disfrutamos el momento a tope. Cuando diluvia así, me comenta Orlando, sobre todo para que tenga paciencia, suele durar entre media hora y tres cuartos. En ese espacio nos da tiempo a conocernos bien, de sobra. Orlando es un tipo abierto y divertido, es muy agradable charlar con él y su gente. Mi curiosidad hace que someta a Orlando y a sus amigas a un interrogatorio en toda regla, me contestan a todo lo que les pregunto de buen rollo, sin poner ninguna pega. Se lo agradezco porque lo que me cuentan me enseña cosas curiosas, aprendo mucho de lo que pasa tanto en La Habana como en Cuba en general. En un momento dado entran unos clientes al bar, le piden algo y aprovecho para coger mi cámara y colocarme en una de las ventanas. Desde mi posición, apoyado en el quicio de una ventana de madera color verde-cuba, comienzo a observar, a escuchar la lluvia, me pregunto qué tendrán estos momentos, por qué serán tan íntimos, tan relajantes, tan mágicos; creo que la respuesta tiene que ver con saber que no puedo hacer nada, que no está en mis manos, la lluvia me hace soñar, entonces asumo con gusto el tiempo de espera que en realidad es un regalo caído del cielo... Desde el quicio enmohecido, escondido como un cazador al acecho de su presa, comienzo a disparar, a fijarme en cada detalle, en que cada situación que acontece, son muchas las historias que pasan por delante de mi cámara, situaciones que me hacen ver la belleza de la vida de otra forma, a mi manera.
La calle habla con luz propia. Me emocionan esos colores únicos de La Habana. Alucino con el sonido de las ruedas de los Almendrones sobre la lluvia, ese seseo continuo que se va alejando calle abajo. Las miradas de los transeúntes están perdidas, buscan un lugar donde protegerse, una salida, me gusta observar su habilidad para sortear los charcos-piscina, los movimientos imposibles de los bici-taxis y ver a la gente agrupada que espera en los soportales; son tantas historias en tan poco espacio... Escribo en una vieja libreta todo lo que observo, todo lo que pasa hoy por mi cabeza, pienso que algún día saldrá a la luz pero no le doy importancia, lo importante es estar aquí y ahora.
La calle es un amigo único e inseparable, es el lugar donde mejor entiendo la vida, mi vida.
Me siento bien, es muy gratificante estar aquí atrapado, en este lugar donde el tiempo es relativo y la velocidad corre de otra manera, a cámara lenta. Sueño despierto, hago lo que más me gusta. Conozco gente distinta que me aporta mucho y bonito. Escucho, respeto, aprendo, hago fotografía, vivo la vida de una forma simple, llana, sencilla.
Creo que soy feliz así, la felicidad es tan relativa... Quizá simplemente sea eso que siempre me hace sentir la lluvia.
My World Vision:
Llueve en La Habana, en La Habana Vieja.
MoOn
Carlos Infante Luna
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