My World Vision
-AroundTheWorld-
Madrid
-Street Photography-
"La sonrisa de Paz"
Por la calles de Madrid...
A Mari Paz la conozco desde hace muchos años, nos vemos a menudo por los barrios de Madrid, me gusta hablar con ella cuando la situación es propicia, también me gusta hacerlo con Ana, su hija.
Cuando pateo las calles de Madrid, cámara en mano, suelo mezclarme, relacionarme con todo tipo de gente; me gusta que mi fotografía sea así en general, algo más que un disparo. A menudo me encuentro con personas sin techo que conocen bien lo que acontece en las calles del barrio; la verdad es que hay historias alucinantes. A veces los encuentro receptivos, otras no tanto, pienso que eso es normal, así que cuando no lo veo muy claro me retiro, siempre con el máximo respeto, saludo, me despido y me voy a otro lado sin hacer ruido. También sé por mi experiencia que, como ya me conocen, les gusta que me pare y que les diga algo, sobre todo que los llame por su nombre, eso les mola mucho. Así que los llamo, les dirijo la palabra y charlamos de cualquier cosa, algún tema actual o no, en realidad cualquier asunto es válido. Eso les hace, nos hace, de alguna manera, ser visibles, crear algún tipo de vínculo, de lazo.
El otro día no iba solo, caminaba con mi hija Celia, hacíamos fotografías, buscábamos por Malasaña un garito que descubrí hace tiempo y me apetecía enseñárselo. Al llegar al lugar mencionado vimos que estaba cerrado y nos encontramos que en la puerta del local ahora había una cama, el dormitorio de Paz.
Paz estaba un poco triste, sentada en su cama junto a Zara, su perra, la saludé y me contó lo que le pasaba. Intenté quitarle importancia y desviar la conversación hacia otro lado más agradable. Enseguida sonrió, ella es así. Luego llego Ana, su hija, y estuvimos charlando un rato de la vida, de que había cumplido dieciocho años, ¡¡la mayoría de edad!! me decía con una sonrisa abierta y muchas ganas de contármelo. De nuevo volvió a la tristeza y me comentó que su padre, Francisco Javier, había fallecido y no estaba para celebrarlo con ellas. No se me ocurría nada, así que saqué mi cámara y les dije que hoy les iba a hacer unas fotografías para regalárselas, que se pusieran guapas. Paz, que no pierde ocasión, me dijo: "Carlos, yo también te voy a pedir algo, déjame unas monedillas", por supuesto, le contesté, eso está hecho. Y así fue. Un poco más tarde llegaron algunos amigos que dormían allí al lado, me enseñaron un pequeño rastrillo de cosas que vendían, les compré algo para colgar en casa. Creo que hay que dar y recibir, ser parte y ayudar de alguna forma (no solo económica). Hicimos algunos chistes sobre el chiringuito que tenían allí montado y con humor me dijeron que en agosto se iban de vacaciones y lo alquilaban, que si me animaba..., reímos, reímos mucho. Me encanta su sentido del humor a pesar de las duras circunstancias.
Las fotografías realizadas se las llevaré a Paz y a Ana en estos días, les dije que se las imprimiría, volvería por su casa... y se las regalaría todas. Por supuesto que cumpliré con mi palabra, si no fuera así nada de todo esto tendría sentido, sería una farsa.
Me emocionó que Celia, mi hija, me diera las gracias por la experiencia vivida: "Si no fuera por ti, no sabría lo que sucede en realidad, como son, lo que pasa...". Celia quiere estudiar periodismo, quizá todo esto le sirva de algo para su carrera, para su vida estoy seguro.
No es cuestión de colgarse, a estas alturas, ninguna medalla. Sabemos muy bien lo que hay ahí fuera, lo tenemos delante cada día aunque no miremos, aunque no lo veamos. Yo lo hago porque soy así, porque me gusta, porque me sale de dentro; no soy ninguna hermanita de la caridad, me enriquece muchísimo hacerlo.
Pienso que todos tenemos en nuestras manos una pequeña varita mágica que hace milagros, que puede hacer mejor nuestra vida, la vida de otros que están ahí, justo a nuestro lado. Quizá podamos hacerlo a pequeña escala, a diario, con respeto, con amor, con hechos y también con palabras, llamándolos por su nombre, eso les mola mucho.
¿Por qué no?
My World Vision:
Por una sonrisa.
MoOn
Carlos Infante Luna

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